14 feb 2013

Quimera IX: El egoísmo genético del amor

La siguiente quimera debe leerse como una carta abierta dirigida a un capullo enamorado. Bajo mi punto de vista, existen dos tipos de enamorado: el genuino y el vomitivo. El genuino es que se sirve del amor (esto implica control) para crecer y hacer algo grande con su vida y para con el ser que ama. El vomitivo aquel que usa el amor como pretexto para ser poco menos que un gusano o se abandona por completo a los vaivenes de su corazón (y su entrepata).

Un enamorado es el ser más egoísta del mundo.

Un enamorado está absorto en el cúmulo de sensaciones, sentimientos y fantasías que experimenta debido al objeto de su amor. Crea un velo a través del cual mirar al mundo, colocándose en una posición superior; eso si no se abstrae directamente de él.
Lo cual no es de extrañar. El mundo en el que vivimos es un pedazo de mierda, y una de las cosas que hacen el enamoramiento algo precioso es la capacidad de abstraernos de la realidad que nos rodea, aunque sea por un momento. Aunque otros sigan sufriendo. Aunque otros dependan de nosotros.

"Que se joda el mundo; estoy enamorado" Tal es la base del individuo que se halla en ese estado.

Lo que no sabe nuestro infeliz es que "el mundo" incluye al objeto de su amor. El, ella o ello forma parte del mundo de mierda en el que vive. Y eso me lleva a la siguiente cuestión. Si odias el mundo, ¿cómo puedes enamorarte de algo que forma parte de él?
Pongamos que te amas a ti mismo. Tus raíces se hunden en el mundo de mierda que dices aborrecer. Amándote a ti mismo, estás amando a la mierda, o en el mejor de los casos a algo que fue creado a partir de la mierda. Aclárate, ¿la odias o la amas?
Lo mismo pasa cuando amas a otros que no son tú.

Igual pasa con los celos. ¿Cómo puedes estar celoso de la mierda que hay en el mundo si no te llegan a la suela del zapato? ¿No te ves capaz de interesar a tu objeto de amor más allá del mero interés? Si temes que otro venga a quitártelo, es porque sabes que es posible. Ergo, eres débil. ¿Donde está la fuerza que dices te da el amor? Si pones trabas a tu objeto sino que hasta, lo mereces. Por cobarde y débil.

¿Y qué decir de la posesividad camuflada bajo el deseo de protección? La única razón por la que te preocupas por la vida, circunstancias y pasos que da tu objeto responden a la egoísta necesidad de conservarlo para tu propia satisfacción. No me hables de los sacrificios que haces para llevar a cabo tal "protección"; si los haces gustoso, no son sacrificios. Si los haces por propia voluntad, no son sacrificios. Llámalos inversiones. No sacrificios.



Si no te da asco que llame a tu ser querido "tu objeto", efectivamente mereces morir solo.

Vámonos a las antípodas. Si dejas que el otro gobierne tu vida, si basas tus movimientos en lo que haga o deje de hacer, opine o deje de opinar, acabarás convertido en una aberración aún peor que la anterior. Acabarás convertido en un omega -aquel que odia al sexo opuesto porque este no le tocaría ni con un palo. Todas zorras, putas, interesadas que babean por capullos. Todos cabrones, cerdos, sin otro propósito que meterla en caliente. Aquí podrás disfrazarte de moralidad, decencia o incluso esa fantochada de "visión alternativa", pero no dejarás de ser un perro del hortelano que ni come ni deja comer.



Odiar el placer ajeno a menos que repercuta en un perjuicio físico y palpable para ti es la mayor vileza humana. La vida sin placer es el infierno -y tú eres, lo sepas o no, un demonio.

¿Que quién soy yo para condenarte, dices? Soy aquello que deseas ser, aquello que deseas sentir. Pero lo que sí que no soy es tu absolutor. Eso tienes que cogerlo, ensuciándote las manos.


CONCLUSIONES ASÍ A OJO
El amor es capaz de crear un velo que te protege de la mierda, partiendo de la propia mierda. ¿Es esto una genialidad, o una cobardía? (No puedo resistirme a señalar que, desde el punto de vista biológico, ambos conceptos suelen ser equivalentes; y todo en biología está orientado al egoísmo individual)

A pesar de lo que la cultura nos diga, cuando te abandonas al amor sin tratar de ejercer ningún control sobre él, el resultado es catastrófico. Podría no serlo en un mundo ideal. ¡PERO...!

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