9 jul 2012

Quimera VI -SENTENCIAS I. Sobre los humanos, su s(u)ciedad y su oscuridad


No existen los adultos. Sólo los niños viejos.
Los dogmáticos de hoy son los críticos del mañana. Y viceversa.
Me veo en la obligación de subrayar la frase anterior.
El azar es la respuesta biológica humana al hecho de no ser seres omniscientes. Como el azar tampoco nos gusta, inventamos dioses.
Dichosos los que son esclavos de la mezquindad y disfrutan con la guerra, pues ellos verán colmados sus anhelos en este mundo meretriz... ¡Pobres de aquellos que busquen paz de espíritu, pues no podrán encontrarla sino con la muerte!
No hay nada malo en tu corazón ni en tu mente. ¡Regocíjate de tus dudas, tus miedos y tus bajezas, pues son la prueba de que eres humano! ¡La duda es madre de la sabiduría! ¡El miedo es padre del valor! La única bajeza que has de temer es atribuir un origen incierto al por qué de tus acciones –tratar de justificarlas, de cualquier modo.
Mientras las élites se construyan por la gracia del dinero; mientras otros se vean importunados por nuestro bienestar –con fundamento o sin él-; mientras tengamos que elegir entre nuestra mente y nuestro corazón, no tenemos derecho a hablar de grandeza humana ni de un mundo mejor que el que fue.
Siempre se tiene en gran estima la adaptabilidad y estabilidad del agua, pero no se tiene en cuenta que para lograr tal adaptabilidad precisa de un recipiente. Si ella misma es recipiente, ya no es adaptable en tanto que es hielo. Si renuncia por completo a un recipiente, pierde toda estabilidad en tanto que es vapor. Los humanos somos como el agua: aparte de estar sujetos a las leyes de la termodinámica, precisamos de un recipiente físico para expresar nuestro potencial. Y bueno, somos un 60-70% pura agua también…
En base a la cita anterior: El Derecho es padre del hielo. La ignorancia es madre del vapor.
Quien corrige sus faltas es honorable –quien acepta cargar con ellas en su vida es valiente. Quien no quiere corregirlas, de seguro morirá en la guerra.
¿Cómo podemos presumir de grandeza como especie cuando vivimos en un mundo en el que la libertad y el amor están mal avenidos?
Todos tenemos un lado oscuro. Superaríamos mucho más fácilmente nuestro miedo a la oscuridad si nos atreviéramos a adentrarnos en ella y sacar a la luz lo que guarda en la negrura. En todo libro de fantasía, los llamados “poderes de la oscuridad” no son más que fuerzas desconocidas o que nos inspiran temor. Y yo pregunto -si Carmen de Mairena nos inspira temor, ¿por qué habría de inspirarnos un temor mayor la oscuridad? Ya sea la de tu habitación o la de tu corazón. Como dijo Jebediah Springfield en Los Simpson: a veces el hombre más valiente es el que tiene el coraje de admitir que ha cometido un error.
Hemos llegado a un punto en que el ciclo de la vida de las indignaciones es el mismo que el de las tragedias irreparables: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Recuerdo cuando la gente se quejaba de "una liga de dos" -pero recuerdo más intensamente los gritos de anoche de "Hala Madrid"... ¿¿qué cojones hago hablando de fútbol??
No entiendo por qué la gente guarda con celo sus diarios íntimos. El hecho de proyectar tus pensamientos y emociones en cualquier parte responde a la necesidad de que otros las conozcan -para no tener que seguir escondiéndote. Si no, ¿qué hago yo escribiendo esto... eh?
El escribir fingiendo o forzando las emociones da lugar a cosas tan patéticas como las dos Quimeras de arriba. Lo mismo pasa cuando fuerzas tu cabeza en vez de tu corazón.
Vivimos en la Cultura de la Némesis. A mí no me da la gana vivir así. Os quiero a todos. Y si no os gusta os jodéis.
Cultura de la Némesis: Dícese de la fantochada que dice que todos necesitamos un enemigo para vivir, una némesis. Hoy día nos ofrecen némesis para dar y tomar: la orientación política, el equipo de fútbol, la cadena de televisión, la clase social... sobre todo, juega un papel importante el uso de la cultura como elemento para hacer enemigos: artistas, música, libros y películas son utilizados de buena gana por nosotros mismos para divinizar nuestros gustos y condenar a aquellos que prefieren otra cosa. Parece que hay un especial interés en que nos odiemos unos a otros...
La paradoja del rebelde: todos podemos romper las leyes de otro, pero apenas nadie tiene el valor de desafiar sus propias leyes.
Castigar a un reo con la muerte no le sirve para aprender -castigarlo con sufrimiento le sirve para cultivar su maldad y ser más reo de lo que es. Por lo menos el sufrimiento le ayudará a encontrar su felicidad... eso sí, bebiendo nuestra sangre en nuestros cráneos. Al igual que el amor, el odio es un círculo vicioso.
Los humanos tenemos la posibilidad de no rendirnos siquiera ante la muerte. Pero para ello tendríamos que perder nuestra humanidad. ¿Para bien o para mal?
Aquellos que de pequeños temen a la oscuridad acaban sumergidos en ella de grandes -lo quieran o no. Terapia de choque, se dice. Todos los valientes han deambulado o deambulan por la oscuridad; pero no todos los que hay ahí son valientes.
Los muertos no cuentan cuentos. ¿Por qué buscamos la verdad en los libros de Historia, entonces? La verdad no es algo que se halle -es algo que se fabrica. No se deben olvidar los logros y errores cometidos (en todo caso, cómo se llegó a ellos), pero
tratar de regular el presente según los dogmas del pasado es igual que profanar la tumba de un muerto. Quien profana cadáveres, acaba contaminado por la podredumbre y se convierte más deprisa en cadáver.
No veo la diferencia entre el que esteriliza y amuralla su mente y el que embota sus sentidos sin mesura: sólo veo débiles y cobardes en ambos casos.
El deseo de miedo es la mejor prueba de que estamos vivos. El miedo surge ante la posibilidad de que algo que amamos sea dañado. Para que esto no ocurra, nos hacemos fuertes ante el miedo y vamos a su encuentro. ¡Y entonces descubrimos cuánto nos gusta salir victoriosos del encuentro con el miedo! ¡Nos hemos impuesto a él por medio de nuestro cerebro y nuestro cuerpo, protegiendo aquello a lo que amamos! Si existe una mayor auto-afirmación, yo no la conozco.
Es imposible librarse del miedo, a excepción de con la muerte. Dado que el miedo es hijo del amor, para no temer es preciso no amar. No amar el placer; no amar el sufrimiento; no amar la vida; no amar a otros; no amarse a uno mismo. Es preferible la muerte; porque sin amor el único estímulo vital que queda es el odio...
Si son fieles a sí mismos, los jóvenes y los ancianos son, en realidad, muy parecidos. El instinto de los jóvenes está limpio, no contaminado por la so(u)ciedad. El instinto de los ancianos se ha quitado, tras sangre y sudor toda la mierda de encima.
El humano más feliz que pisa esta tierra es aquel que encuentra y honra su verdadera esencia.

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